El cocido de los siete sacramentos

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En Belorado sabemos que un buen cocido empieza mucho antes de poner la cazuela al fuego: nace en la dehesa, en la matanza y en esos obradores donde el humo perfuma morcillas y embutidos que se heredan como los apellidos. Hoy te contamos la historia y los secretos del célebre “cocido de los siete sacramentos”, cómo encaja nuestra morcilla burgalesa en esa liturgia gastronómica y, de paso, te presentamos (con toda la calma del mundo) nuestro pack familiar con los siete acompañamientos imprescindibles.

Belorado: tierra de morcilleros y caminantes

Nuestra pequeña fábrica-tienda lleva más de medio siglo curtiendo tripas y sazones junto al Camino de Santiago, a la entrada de Belorado. Aquí la receta se respeta: sangre fresca, arroz, cebolla, manteca y pimentón, embutidos en tripa natural y cocidos con leña suave, lo que da a la morcilla de Burgos esa textura firme y un perfume a especias que la distingue en toda la provincia  . El arroz, por cierto, es la seña de identidad que la separa de otras morcillas españolas  .

Las matanzas de invierno, aún vivas en los pueblos ribereños, garantizan carne fresca, tocino y huesos salados que luego rematan cualquier cocido con sabor profundo  .

¿Por qué se habla de “siete sacramentos”?

En la jerga de los pucheros, “sacramentos” son las viandas que acompañan a las legumbres: chorizo, morcilla, tocino, costilla, oreja, pata y panceta (o lacón, según la zona). La expresión alude, con humor reverente, a los siete sacramentos de la Iglesia y subraya la importancia casi ritual de no dejar fuera ninguno  . En muchas casas vascas, riojanas o castellanas todavía se sirve el plato anunciando que “vienen los siete sacramentos” antes de descubrir la fuente humeante.

Un recuento pieza a pieza
  1. Morcilla – mejor si es burgalesa y va entera, para que no pierda su jugo.
  2. Chorizo fresco – aporta pimentón y un leve toque picante.
  3. Tocino ibérico – grasa melosa que enriquece el caldo.
  4. Costilla adobada – profundidad y color.
  5. Oreja – gelatina pura que espesa el guiso.
  6. Pata o morro – colágeno para lograr esa textura “pegajosa” tan buscada.
  7. Panceta curada (o lacón) – salazón equilibrada que despierta el conjunto.
Verás estas siete piezas reunidas en recetas tan populares como los caparrones riojanos con sus siete sacramentos  o las alubias de Tolosa “al horno de brasa” con idéntico cortejo.

Del convento al puchero: breve historia del cocido

Cocidos y ollas recorren España con apellido propio –madrileño, maragato, andaluz, montañés–, pero todos comparten la misma estructura: legumbre, hortaliza y pringá. En Castilla y León se decía que la “pilota” o relleno simbolizaba a los cuatro evangelistas y el resto —garbanzos, patata, zanahoria, apio, col, nabo y chirivía— representaba los siete sacramentos .

En Madrid, el nombre de “sacramentos” se popularizó tanto que llegó a inspirar expresiones como “alubias (o cocido) con todos sus sacramentos”, subrayando que sin ellos el plato quedaba en simples legumbres . Los grandes recetarios actuales siguen la tradición, indicando con detalle qué carnes y huesos debe llevar un cocido perfecto .

Nuestra morcilla: el sacramento que da carácter

La morcilla se cuece aparte, en agua apenas burbujeante, para que no se abra; se incorpora al final, justo antes del reposo, y se corta en generosas ruedas que se comen a la par que la legumbre. Su pimentón equilibrado y la cebolla confitada contrastan con la gelatina del tocino y la intensidad del chorizo. Servida frita aporta un punto crujiente; en el caldo, cede color rojizo y un perfume que despierta el apetito.

El pack “Siete Sacramentos” de la casa

Sabemos que reunir todas las piezas no siempre es sencillo, así que en la tienda hemos preparado un lote equilibrado: chorizo, morcilla, tocino, costilla, oreja, pata y panceta, todo salado en origen y envasado al vacío. Nada de eslóganes estridentes; simplemente te lo dejamos listo para hervir 45 minutos y acompañar tus legumbres favoritas.

Consejos de cocinero casero
  • Remojo paciente: 12 horas, con agua templada y sal. Tu eliges la legumbre que más te apetezca: garbanzo pedrosillano, caparrón de Anguiano o Ibeas, alubias de Tolosa
  • Cocción serena: romper el hervor con agua fría (“asustar”) al menos tres veces.
  • Tres vuelcos: primero la sopa, luego las legumbres con verduras, y al final los sacramentos. Así cada sabor ocupa su momento.
  • Berza rehogada: un diente de ajo, pimentón dulce y un chorro de AOVE para que se abrace al garbanzo.
  • Reposo de media hora: la grasa sube y el caldo se redondea.

Una mesa con mirada al futuro

Mantener viva la tradición no significa anclarse: innovamos en curaciones más ligeras, usamos especias de cercanía y reducimos conservantes sin sacrificar seguridad alimentaria. Ese equilibrio entre herencia y mejora es lo que, año tras año, ha mantenido la ruta de la morcilla como referencia solidaria y gastronómica .

Ven a vernos cuando pases por Belorado—y si no, deja que el mensajero te acerque los sabores de siempre. Pon el puchero, deja que el cocido borbotee y, cuando suene la campana de la cocina, saca los siete sacramentos a la mesa con orgullo: ahí late un pedazo de nuestra historia común y, con suerte, el comienzo de una larga sobremesa.

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